domingo, 31 de marzo de 2013

Ansiedad, síntomas, causas y nutrición celular


La ansiedad (distinta de la depresión), se experimenta como una angustia que causa un sentimiento de inseguridad, amenaza imprecisa, amplificación de los problemas, miedo al futuro. Produce dificultad de concentración y de actividad intelectual.
Síntomas físicos: taquicardia, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, problemas y molestias en la laringe, problemas gastrointestinales, dolor abdominal, colon irritable, tensión muscular, calambres, cefáleas, temblor en las extremidades, manifestaciones neurovegetativas, palidez, calor/frío, transpiración exagerada/manos húmedas, trastornos del sueño (agitado/pesadillas/pánico), neurosis de abandono (cuando la persona siente una emoción positiva tiene miedo de llegar a más debido al riesgo de abandono. Prefiere abandonar a ser abandonado para no revivir situaciones de abandono traumáticas que quedaron sin resolver en el inconsciente).
Este cuadro no es una depresión, por eso los antidepresivos no funcionan.
 Una persona que no está intoxicada por un metabolismo demasiado alto y come de manera sana siempre responderá mejor a un tratamiento psíquico, ya que su cerebro funciona mejor”. (Dr. Max Bircher-Benner 1867 - 1939).
Una alimentación cruda estimula todas las enzimas. Si comemos carne, será mejor un jamón crudo de calidad que la carne cocinada. Tomar el pescado con limón (el limón genera las enzimas necesarias para digerir el pescado). La leche pasteurizada impide la liberación de los aminoácidos.
TERRENO HIPOGLUCÉMICO
El consumo de azúcar blanco (sacarosa), produce picos de hiperglucemia / hipoglucemia.
Causas y consecuencias: Secreción de insulina en abundancia (hipoglucemia reaccional), que produce de nuevo la necesidad de consumir más azúcar (efecto yo-yó), haciendo bajar los niveles de dopamina.
El azúcar complejo (de caña, sin refinar), contiene, entre otros nutrientes, fibras que limitan la velocidad de absorción manteniendo niveles adecuados en sangre, entre comidas.
Brotes elevados de energía desencadenan falta de energía y estrés, angustia, ansiedad, hiperemotividad, espasmos, convulsiones, cefáleas, síndrome premenstrual, astenia, somnolencia, etc.
El café también produce liberación de insulina (hipoglucemia secundaria). El alcohol inhibe la glicogénesis.  La insuficiencia de la transformación de los aminoácidos en glicógeno puede ocurrir también por exceso de esfuerzo físico.
El azúcar refinado consume vitaminas del grupo B y minerales, sobre todo Ca2+, para compensar este desequilibrio. El sirope de glucosa de los platos preparados evita el mal olor y sabor de la carne que ya está en estado de putrefacción y además se consigue que la carne pese más, con lo cual es más rentable para la industria agroalimentaria.
La tiamina (B3) tiene un papel central en el metabolismo de los glúcidos a nivel cerebral. La cocción destruye hasta un 80% de la tiamina. El germen de trigo crudo y la levadura de cerveza viva son buenas fuentes de vitamina B3.
Los edulcorantes: Un gusto dulce que no produce estimulación de la insulina es como una especie de anestesiante a nivel de los receptores gustativos de la lengua, lo que impide que llegue la señal al páncreas y éste no segregue la insulina. El aspartamo es 200 veces más azucarado que el propio azúcar, por lo que la glicemia sube igual. El azúcar natural de la fruta o de la estevia (planta natural, no sucedáneos), ni produce glucemia ni estimula el páncreas exageradamente. Lo más aconsejable para endulzar es el azúcar natural de caña y el esteviol (edulcorante de la estevia) pero habrá que moderar mucho su consumo.
Un buen desayuno debe estar exento de alimentos azucarados. Sólo debe contener lípidos y proteínas  (frutos secos crudos, pan integral con ajo y aceite…). Este tipo de desayuno produce el triptófano y la serotonina, cuya estimulación se verá reforzada si además practicamos un poco de ejercicio y nos enfocamos en pensamientos positivos.
Durante la semana 12 de la vida embrional se empieza a formar el cerebro reptil (cerebelo y bulbo raquídeo). Si el cortisol de la madre aumenta, pasa al feto (traspasa la barrera hematoencefálica). Si hay suficiente Omega 3, eso no ocurre. Una de las consecuencias puede ser la hipertensión arterial (HTA) cuando el niño se convierte en adulto, incluso sin tener antecedentes.
Durante la semana 20/21 se forma el cerebro emocional (sistema límbico). El daño en la madre se convierte en daño para el feto. El neocórtex no deja de crecer hasta los 20-25 años. Hasta los 9-10 años de edad el cuerpo calloso que separa los 2 hemisferios cerebrales no permite que se comuniquen. Un trauma ocurrido antes de esta edad impide que el niño pueda hablar debido a un sentimiento de culpabilidad, sobre todo cuando se trata de una figura de autoridad (por ejemplo, el padre), ya que el inconsciente del niño interpreta que algo debe haber hecho mal para sufrir ese castigo y por sentirse culpable no lo cuenta y el trauma queda fijado para toda la vida. En estos casos, son útiles las técnicas de identificación de miedos inconscientes como la hipnosis, por ejemplo.
En una fase de estrés agudo, durante el sueño, tenemos la posibilidad de hacer una especie de “exorcismo” y liberarlo. Ayuda mucho la toma de conciencia y la imaginación. Si el estrés es crónico, se necesita un tratamiento micronutricional.
ANSIEDAD HIPOGLICÉMICA:
Síntomas: Angustia sin razón aparente, sin duelo o motivo suficiente que lo justifique, miedo sin conocer el motivo, necesidad de comer todo el día o por la noche, cuando no puede dormir. Cambios bruscos de la personalidad y el estado de ánimo. Cuando come, mejora.
En estos casos no debemos parar el consumo de azúcar sino consumir buenos glúcidos: azúcares complejos de buena calidad, muchas legumbres y cereales integrales, adaptando los horarios a las necesidades de cada uno y dentro de un orden.
ESTRÉS Y ANSIEDAD
-          Al tipo extrovertido de Jung le afecta mucho la pérdida material, lo que le hace más propenso a las enfermedades cardiovasculares.
-          Al tipo introvertido de Jung le afectan más los problemas de la vida afectivo-emocional y eso le hace más propenso al cáncer.
El miedo es una emoción arcaica que produce estrés agudo, generando una elevación de los niveles de adrenalina producida por una sobreestimulación de la médula suprarrenal. Disminuye la secreción digestiva y produce una acción inmunosupresora por la elevación de cortisol.
El estrés crónico afecta al eje hipotálamo - hipófisis: la persona no ve salida ni solución y se produce pérdida de control o inhibición de la acción. El aumento de adrenalina sirve para pasar al ataque o para la huída y produce fragilidad del sistema circulatorio que, en casos extremos, puede conducir al infarto. Los síntomas frecuentes son: migrañas, falta de libido, trastornos de la memoria, insomnio, psoriasis, HTA, trastornos digestivos, depresión, fobromialgia, etc.
El cortisol en exceso produce una inhibición del sistema inmune, propiciando las infecciones y el cáncer.