La ansiedad (distinta de la
depresión), se experimenta como una angustia que causa un sentimiento de
inseguridad, amenaza imprecisa, amplificación de los problemas, miedo al
futuro. Produce dificultad de concentración y de actividad intelectual.
Síntomas físicos: taquicardia, palpitaciones, sensación de opresión
en el pecho, problemas y molestias en la laringe, problemas gastrointestinales,
dolor abdominal, colon irritable, tensión muscular, calambres, cefáleas,
temblor en las extremidades, manifestaciones neurovegetativas, palidez,
calor/frío, transpiración exagerada/manos húmedas, trastornos del sueño
(agitado/pesadillas/pánico), neurosis de abandono (cuando la persona siente una
emoción positiva tiene miedo de llegar a más debido al riesgo de abandono. Prefiere
abandonar a ser abandonado para no revivir situaciones de abandono traumáticas
que quedaron sin resolver en el inconsciente).
Este cuadro no es una depresión,
por eso los antidepresivos no funcionan.
“Una
persona que no está intoxicada por un metabolismo demasiado alto y come de
manera sana siempre responderá mejor a un tratamiento psíquico, ya que su
cerebro funciona mejor”. (Dr. Max Bircher-Benner 1867 - 1939).
Una alimentación cruda estimula
todas las enzimas. Si comemos carne, será mejor un jamón crudo de calidad que
la carne cocinada. Tomar el pescado con limón (el limón genera las enzimas
necesarias para digerir el pescado). La leche pasteurizada impide la liberación
de los aminoácidos.
TERRENO
HIPOGLUCÉMICO
El consumo de azúcar blanco
(sacarosa), produce picos de hiperglucemia / hipoglucemia.
Causas y consecuencias: Secreción de insulina en abundancia
(hipoglucemia reaccional), que produce de nuevo la necesidad de consumir más
azúcar (efecto yo-yó), haciendo bajar los niveles de dopamina.
El azúcar complejo (de caña, sin
refinar), contiene, entre otros nutrientes, fibras que limitan la velocidad de
absorción manteniendo niveles adecuados en sangre, entre comidas.
Brotes elevados de energía
desencadenan falta de energía y estrés, angustia, ansiedad, hiperemotividad,
espasmos, convulsiones, cefáleas, síndrome premenstrual, astenia, somnolencia,
etc.
El café también produce
liberación de insulina (hipoglucemia secundaria). El alcohol inhibe la glicogénesis. La insuficiencia de la transformación de los
aminoácidos en glicógeno puede ocurrir también por exceso de esfuerzo físico.
El azúcar refinado consume
vitaminas del grupo B y minerales, sobre todo Ca2+, para compensar este
desequilibrio. El sirope de glucosa de los platos preparados evita el mal olor
y sabor de la carne que ya está en estado de putrefacción y además se consigue
que la carne pese más, con lo cual es más rentable para la industria agroalimentaria.
La tiamina (B3) tiene un papel
central en el metabolismo de los glúcidos a nivel cerebral. La cocción destruye
hasta un 80% de la tiamina. El germen de trigo crudo y la levadura de cerveza viva
son buenas fuentes de vitamina B3.
Los edulcorantes: Un gusto dulce
que no produce estimulación de la insulina es como una especie de anestesiante
a nivel de los receptores gustativos de la lengua, lo que impide que llegue la
señal al páncreas y éste no segregue la insulina. El aspartamo es 200 veces más
azucarado que el propio azúcar, por lo que la glicemia sube igual. El azúcar
natural de la fruta o de la estevia (planta natural, no sucedáneos), ni produce
glucemia ni estimula el páncreas exageradamente. Lo más aconsejable para
endulzar es el azúcar natural de caña y el esteviol (edulcorante de la estevia)
pero habrá que moderar mucho su consumo.
Un buen desayuno debe estar
exento de alimentos azucarados. Sólo debe contener lípidos y proteínas (frutos secos crudos, pan integral con ajo y
aceite…). Este tipo de desayuno produce el triptófano y la serotonina, cuya
estimulación se verá reforzada si además practicamos un poco de ejercicio y nos
enfocamos en pensamientos positivos.
Durante la semana 12 de la vida
embrional se empieza a formar el cerebro reptil (cerebelo y bulbo raquídeo). Si
el cortisol de la madre aumenta, pasa al feto (traspasa la barrera
hematoencefálica). Si hay suficiente Omega 3, eso no ocurre. Una de las
consecuencias puede ser la hipertensión arterial (HTA) cuando el niño se
convierte en adulto, incluso sin tener antecedentes.
Durante la semana 20/21 se forma
el cerebro emocional (sistema límbico). El daño en la madre se convierte en
daño para el feto. El neocórtex no deja de crecer hasta los 20-25 años. Hasta
los 9-10 años de edad el cuerpo calloso que separa los 2 hemisferios cerebrales
no permite que se comuniquen. Un trauma ocurrido antes de esta edad impide que
el niño pueda hablar debido a un sentimiento de culpabilidad, sobre todo cuando
se trata de una figura de autoridad (por ejemplo, el padre), ya que el
inconsciente del niño interpreta que algo debe haber hecho mal para sufrir ese
castigo y por sentirse culpable no lo cuenta y el trauma queda fijado para toda
la vida. En estos casos, son útiles las técnicas de identificación de miedos
inconscientes como la hipnosis, por ejemplo.
En una fase de estrés agudo,
durante el sueño, tenemos la posibilidad de hacer una especie de “exorcismo” y
liberarlo. Ayuda mucho la toma de conciencia y la imaginación. Si el estrés es
crónico, se necesita un tratamiento micronutricional.
ANSIEDAD HIPOGLICÉMICA:
Síntomas: Angustia sin razón aparente, sin duelo o motivo
suficiente que lo justifique, miedo sin conocer el motivo, necesidad de comer
todo el día o por la noche, cuando no puede dormir. Cambios bruscos de la
personalidad y el estado de ánimo. Cuando come, mejora.
En estos casos no debemos parar
el consumo de azúcar sino consumir buenos glúcidos: azúcares complejos de buena
calidad, muchas legumbres y cereales integrales, adaptando los horarios a las
necesidades de cada uno y dentro de un orden.
ESTRÉS Y ANSIEDAD
-
Al tipo extrovertido de Jung le afecta mucho la
pérdida material, lo que le hace más propenso a las enfermedades
cardiovasculares.
-
Al tipo introvertido de Jung le afectan más los
problemas de la vida afectivo-emocional y eso le hace más propenso al cáncer.
El miedo es una emoción arcaica
que produce estrés agudo, generando una elevación de los niveles de adrenalina
producida por una sobreestimulación de la médula suprarrenal. Disminuye la
secreción digestiva y produce una acción inmunosupresora por la elevación de
cortisol.
El estrés crónico afecta al eje
hipotálamo - hipófisis: la persona no ve salida ni solución y se produce
pérdida de control o inhibición de la acción. El aumento de adrenalina sirve
para pasar al ataque o para la huída y produce fragilidad del sistema
circulatorio que, en casos extremos, puede conducir al infarto. Los síntomas
frecuentes son: migrañas, falta de libido, trastornos de la memoria, insomnio,
psoriasis, HTA, trastornos digestivos, depresión, fobromialgia, etc.
El cortisol en exceso produce una
inhibición del sistema inmune, propiciando las infecciones y el cáncer.