domingo, 17 de febrero de 2013

Introducción a la Morfopsicología y su correlación con los tipos Hipocráticos y la salud


Hipócrates (Cos, 460 a.C. - Tesalia 370 a.C.), el famoso médico griego conocido como el “padre de la medicina”, cuyos escritos fueron el origen de la medicina alopática actual, por desgracia tan alejados hoy en día de sus principales fundamentos,  aseguró que la salud del hombre dependía del equilibrio entre los cuatro líquidos o humores que lo conformaban: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. Además, sostenía  que cada persona tenía una disposición diferente de estos humores en su cuerpo, siendo siempre predominante uno de ellos (equivalente a la “diátesis” o “terreno” de la medicina funcional de Jacks Ménétrier). La calidad de estos humores variaba también dependiendo de la época del año, de modo que Hipócrates hizo una correlación entre los distintos humores, sus cualidades, el tipo de comportamiento humano asociado a cada uno de ellos y la estación del año en la que predominaba cada cual.
Para Hipócrates, el principio médico básico era la teoría según la cual todos los fluidos orgánicos están compuestos en proporción variable por estos cuatro humores. Si estos humores se encuentran en equilibrio, el cuerpo goza de salud. El exceso o el defecto de alguno de ellos produce la enfermedad. Toda enfermedad se desarrolla en tres etapas: el cambio en las proporciones humorales, causado por factores internos o externos, la reacción del organismo ante esta alteración y la crisis final en la que la alteración acaba con la eliminación del humor que está en exceso (sangre, flema o moco nasal, sudor, vómitos, materia fecal, orina) o con la muerte.
 
Relacionándolo con una de mis publicaciones anteriores (Los aceites esenciales en la salud holística), una de las cosas que aconsejaba Hipócrates para el tratamiento de las enfermedades eran los baños aromáticos. Más tarde, Teofrasto, autor del “Tratado de los olores” subraya el interés terapéutico de los perfumes y observa los principios fundamentales de la acción de los aceites esenciales sobre los órganos internos.
 
Platón (427-347 a.C.) asociaba así los humores con el comportamiento del hombre:  Porque donde el ácido y salado, flema y otros humores amargos y biliosos vagan en el cuerpo sin encontrar salida ni escape, sino que están encerrados allí y mezclan sus propios vapores con la moción del alma y son mezclados, siendo llevados a los tres lugares del alma, ellos ocasionan una variedad infinita de mal humor, estado melancólico, imprudencia y cobardía, el ser olvidadizo y los estados de estupor”.
 
También su discípulo Aristóteles creía que los estados del alma tenían una relación física. Asociaba la sangre espesa y caliente con la fuerza y la sangre fluida y fría con la inteligencia.
 
A Hipócrates se le atribuye la asociación de los humores con las distintas personalidades del hombre, si bien estuvo más dedicado a la medicina propiamente dicha y a la relación de los humores con las enfermedades, más que a la psicología. Sin embargo, hoy en día existe una nueva ciencia llamada Morfopsicología cuyo precursor, el Dr. Louis Corman (1991 - 1995), partiendo de estos temperamentos hipocráticos estableció la relación entre dichas personalidades y su correspondencia morfológica con el rostro humano. Posteriormente, Julián Gabarre, Dr. en Psicología por la Universidad de Barcelona, tras muchos años de investigación, ha desarrollado esta ciencia y demostrado su carácter científico con su tesis doctoral “Rostro y cerebro: dos caras de una misma realidad”.
  
La Morfopsicología establece cuatro tipologías básicas de la personalidad, de las que derivan múltiples mezclas, llamadas “tipos jalón”, que encajan perfectamente con la descripción de las personalidades hipocráticas correspondientes a los cuatro humores y que más abajo se detallan en una tabla comparativa. A través de la morfopsicología que, al contrario que Hipócrates, está más basada en el comportamiento humano, también es posible prever la predisposición a ciertas patologías y trastornos de la conducta e identificarlas cuando ya se han producido, en función de la morfología del rostro, que está conectado al cerebro (durante el desarrollo fetal, el cerebro va dando forma al rostro) a través de doce pares de nervios que enlazan de forma directa, sin pasar por el sistema nervioso central y que conforman la conducta humana, consciente e inconsciente, basada en el razonamiento, las emociones y los instintos primarios.
 
De la misma forma que Hipócrates asocia los distintos temperamentos a ciertos órganos corporales, la morfopsicología también asocia cada uno de los tres niveles del rostro y de la personalidad (racional, emocional / afectivo e instintivo) a tres conjuntos de órganos pero, a diferencia de Hipócrates, ésta no tiene en cuenta el cuerpo para su análisis, puesto que en el rostro se encuentra visible toda la información necesaria.
 

A rasgos generales, la fortaleza y la energía vital la encontramos en un rostro suficientemente ancho en su estructura ósea y tónico (carnes firmes o firmeza muscular). La retracción se manifiesta en el rostro por un marco con una estructura ósea estrecha que, dependiendo del grado, hará que la persona sea más o menos hipersensible e introvertida. La dilatación la vemos en rostros anchos y recubiertos o no de grasa o carnosidad, lo que indica generalmente apertura y extroversión, aunque dependerá también de otros factores. Se entiende por atonía o astenia la falta de tono muscular, por lo tanto, cuanta más grasa o más flacidez menos vitalidad y actividad física y más pereza tendrá la persona. Siempre habrá más vitalidad en un rostro retraído y tónico que en otro dilatado y átono. Pero habrá que valorarlo globalmente, en función de otros factores. Estos detalles y otros muchos son importantes no solamente para establecer el tipo de personalidad sino para conocer la predisposición o “terreno” de cada persona.

 
En la siguiente tabla comparativa podemos observar la correlación existente entre los tipos Hipocráticos y la Morfopsicología:
 

HIPÓCRATES

 

MORFOPSICOLOGÍA

TEMPERAMENTO

HUMOR

RASGOS COMUNES DE LA PERSONALIDAD

TIPO JALÓN

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Bilioso

bilis amarilla

Activo, colérico, líder, "todo o nada"

Retraído tónico

 

El ser maduro que se acomoda en un entorno natural

 

Nervioso

bilis negra

Desadaptación, abatimiento, melancolía, soledad, introversión

Retraído átono

 

La vejez que necesita un entorno de conservación

 

 

Sanguíneo

Sangre

Inconstante, apasionado, sociable, extrovertido

Dilatado tónico

La adolescencia que necesita un entorno de expansión

 

Linfático

Flema

Pereza física y psíquica, pasividad

Dilatado átono

 

La infancia que necesita un entorno de protección
 
 
 Bibliografía recomendada:

* "El rostro y la personalidad", Julián Gabarre.
* "La cara, reflejo del alma", Jean Spinetta.
* "Rostros y caracteres", Louis Corman.