La salud holística, del griego, holos (totalidad), se basa en la integración e interacción total de todas las facetas del ser humano: física, mental y emocional. El principio general del holismo fue resumido concisamente por Aristóteles en su libro “Metafísica”, cuyo significado puede interpretarse como “más allá de lo físico”, afirmando que “El todo es mayor que la suma de sus partes”. El holismo enfatiza la importancia del todo y la interdependencia que existe entre todas y cada una de sus partes, entendiendo al ser humano como un todo indivisible.
A diferencia de la visión cartesiana de la medicina alopática, enfocada en el síntoma, el holismo entiende los síntomas como una manifestación física de un problema más profundo, ya sea físico o psíquico, que está afectando a la persona en su totalidad y cuyo origen se esmera en descubrir. Cuando se descubre y se trata el problema original, el síntoma desaparece por sí mismo.
Desde este punto de vista holístico, una úlcera no es un fenómeno producido en forma local y autónoma por el duodeno o el estómago. Si bien se procurará aliviar los síntomas que produce la úlcera, simultáneamente, se debe averiguar qué desequilibrios físicos (alimentación, fármacos) y/o psicológicos (estrés o emociones negativas mantenidas en el tiempo) han llevado a la persona a padecer dicha patología para poder evitarlos, cambiarlos o actuar sobre ellos. La medicina natural cuenta con muchos recursos efectivos y los aceites esenciales son uno de ellos. Su composición bioquímica y sus moléculas volátiles son el “motor de arranque” del sistema interno de curación de cada individuo, un estímulo que produce un efecto para que el organismo pueda curarse a sí mismo.
Con el desarrollo de la era industrial a principios del siglo XIX, las teorías de evolución y el uso del microscopio, fue posible el reconocimiento y el aislamiento de los principios activos contenidos en las especies vegetales. La gran mayoría de estos principios activos se han copiado sintéticamente en laboratorios, para su posterior uso en la preparación de medicamentos químicos. Debido al crecimiento de la industria farmacéutica, con el paso del tiempo, el consumo de estos medicamentos sintéticos se fue incrementando y desplazando cada vez más el uso directo de las plantas medicinales, alejándose así de la medicina tradicional, llamada en nuestros días “alternativa”.
A diferencia de la visión cartesiana de la medicina alopática, enfocada en el síntoma, el holismo entiende los síntomas como una manifestación física de un problema más profundo, ya sea físico o psíquico, que está afectando a la persona en su totalidad y cuyo origen se esmera en descubrir. Cuando se descubre y se trata el problema original, el síntoma desaparece por sí mismo.
Desde este punto de vista holístico, una úlcera no es un fenómeno producido en forma local y autónoma por el duodeno o el estómago. Si bien se procurará aliviar los síntomas que produce la úlcera, simultáneamente, se debe averiguar qué desequilibrios físicos (alimentación, fármacos) y/o psicológicos (estrés o emociones negativas mantenidas en el tiempo) han llevado a la persona a padecer dicha patología para poder evitarlos, cambiarlos o actuar sobre ellos. La medicina natural cuenta con muchos recursos efectivos y los aceites esenciales son uno de ellos. Su composición bioquímica y sus moléculas volátiles son el “motor de arranque” del sistema interno de curación de cada individuo, un estímulo que produce un efecto para que el organismo pueda curarse a sí mismo.
Con el desarrollo de la era industrial a principios del siglo XIX, las teorías de evolución y el uso del microscopio, fue posible el reconocimiento y el aislamiento de los principios activos contenidos en las especies vegetales. La gran mayoría de estos principios activos se han copiado sintéticamente en laboratorios, para su posterior uso en la preparación de medicamentos químicos. Debido al crecimiento de la industria farmacéutica, con el paso del tiempo, el consumo de estos medicamentos sintéticos se fue incrementando y desplazando cada vez más el uso directo de las plantas medicinales, alejándose así de la medicina tradicional, llamada en nuestros días “alternativa”.
La aromaterapia aplica las propiedades de los aceites
esenciales, en lo que se refiere a las moléculas aromáticas que los componen. No
hay que olvidar que la medicina de síntesis nace de la imitación a las
sustancias de la naturaleza, dando lugar a un producto artificial, inerte,
desprovisto de energía y perturbador del equilibrio vital. Por el contrario,
todo producto natural está vivo, dotado de una energía revitalizante, capaz de
restaurar la armonía a través del estímulo de los procesos vitales y de la capacidad natural que el organismo posee para curarse.
La complejidad de la estructura de los aceites esenciales y
la variedad de moléculas que contienen, confiere a cada uno de ellos diversas
propiedades terapéuticas. Existen posibilidades de sinergia y de potenciación
que permiten una individualización de la terapéutica. No obstante, la
característica principal reside en el hecho de tratarse de una medicina de
terreno encaminada a restablecer el equilibrio del organismo en su globalidad.
Para ilustrar esta afirmación se puede utilizar la siguiente analogía: las
ciénagas en zonas tropicales están infectadas de mosquitos portadores de enfermedades.
Una medicina convencional preconizaría una destrucción masiva del mosquito
(enfermedad) con la ayuda de un insecticida (antibiótico). Una medicina de
terreno, respetuosa con la vida y consciente de que todo en la naturaleza
cumple su función y de que sólo la proliferación masiva de una especie resulta
peligrosa para las demás, obstaculizará la reproducción masiva del mosquito
mediante drenajes, bombeos y plantaciones específicas. Esta última solución
es mucho más duradera y eficaz, sin
producir efectos colaterales indeseables, como los que ya se han
provocado con el abuso de los antibióticos y las sustancias químicas de
síntesis.
Estas mismas leyes naturales rigen en el organismo humano: “como es adentro es afuera”. Así, la cándida es uno de los microorganismos
que conviven en armonía con el ser humano, cumpliendo una importante función
metabólica que debemos agradecerle. Cuando este equilibrio u homeostasis se ve
alterado en alguna de sus funciones vitales, es cuando se favorece el terreno
de proliferación masiva de una u otra especie, en detrimento de las demás. Por
eso, cuando hablemos de las propiedades antifúngicas, antivíricas o antibacterianas
de los aceites esenciales hablaremos de concentraciones mínimas inhibitorias
(CMI) y de aceites esenciales capaces de estimular el sistema inmunitario del
propio organismo, ya que éstos favorecen los procesos vitales capaces de
devolver el equilibrio que permitirá la curación, sin arrasar drásticamente con
todo lo que está vivo, como ocurre en el caso de los antibióticos, dejando a la
persona casi sin defensas y expuesta a contraer cualquier otra enfermedad. Los
aceites esenciales son eubióticos, es decir, operan a favor de la vida.
Propiedades de los aceites esenciales
El metabolismo
primario es el responsable de la síntesis y destrucción de los componentes
estructurales del vegetal y sustancias de reserva: glúcidos, proteínas, grasas,
ácidos nucléicos, etc., proceso común de supervivencia básica en todos los
seres vivos. Se realiza de igual forma en todos los procesos metabólicos
esenciales para la vida celular y para la planta en general.
El metabolismo
secundario es el responsable de la expresión individualizada de la especie
y del individuo. Estos productos secundarios son los de mayor interés
terapéutico, los más activos. Por ejemplo, alcaloides y glucósidos, entre
otros. El papel de los AAEE en este metabolismo secundario tiene que ver con el genotipo y con la
relación de la especie con el entorno vivo. Algunas de estas sustancias son
secretadas dentro de las células, en vacuolas, y otras son excretadas
extracelularmente como resinas o material de la pared celular . Las condiciones
ambientales, tales como la falta de nutrientes o de agua, pueden restringir el
crecimiento de las plantas y reducir la velocidad fotosintética. En tales
condiciones, carbohidratos no estructurales tienden a ser acumulados y pueden
explicar el aumento de síntesis de sustancias de defensa basadas en carbono,
pertenecientes al metabolismo secundario, como son los fenoles, terpenoides,
etc. Dichos componentes volátiles o metabolitos secundarios son sintetizados a
partir de distintas rutas metabólicas:
-
Vía metabólica del ácido mevalónico:
Terpenoides.
-
Vía metabólica del ácido siquímico: Fenil
propanoides.
-
Vía metabólica de biosíntesis de ácidos grasos:
Compuestos alicíclicos.
De estos compuestos
volátiles derivan los alcoholes, aldehídos, cetonas y ésteres, que son sustancias
azufradas y nitrogenadas. Los compuestos más frecuentes derivan del ácido
mevalónico y se les clasifica en monoterpenoides y sesquiterpenoides. Los
monoterpenoides son los responsables de las fragancias y de las sensaciones de
olor y sabor de muchas plantas.
Se conocen miles de sustancias orgánicas que entran en la
composición de los distintos AAEE, formados por varios complejos reagrupados de moléculas:
-
Hidrocarburos
terpénicos y saturados como el pineno (suelen estar en el origen de las
demás sustancias).
-
Compuestos
aromáticos oxigenados (alcoholes, aldehídos terpénicos, aldehídos
aromáticos, cetonas, fenoles, ésteres y, en menor cantidad, ácidos, lactonas,
compuestos azufrados y nitrogenados).
-
Compuestos
sulfurados como los del Allium
sativum (ajo).
Son las propiedades de estas moléculas volátiles las que dan
a los aceites esenciales sus indicaciones terapéuticas, matizándose mutuamente
en su complejidad, produciendo de forma natural la “química de la vida”, un
producto inimitable sintéticamente.
Las moléculas
negativas (energía yin) aportan
electrones (alcalinidad) y sus propiedades son calmantes, antiinflamatorias y antiespasmódicas y son útiles en
caso de dolor post traumático y post quirúrgico, angustia, ansiedad, insomnio,
depresión, espasmos musculares e intestinales, migrañas, irritabilidad,
nerviosismo, ciática, eccemas, prurito, urticaria, acúfenos, trastornos
hepáticos y vesiculares, gastroenteritis, dismenorrea, astenia física y
psíquica, atonía gástrica, estreñimiento, dispepsia, asma, rinitis alérgica,
entre las que se encuentran los aldehídos
terpénicos, cetonas, ésteres y sesquiterpenos.
Las moléculas
positivas (energía yang) actúan
captando electrones o dando protones (acidificación). En el primer caso, actúan
en sentido contrario a las moléculas negativas. En el segundo caso, refuerzan la energía vital, lo que
explica su poder de tonificación. Entre ellas se encuentran los aldehídos aromáticos (no confundir con
aldehídos terpénicos), alcoholes,
terpenos, cumarinas, lactonas, óxidos y fenoles.
Algunos aceites esenciales se componen básicamente de una molécula
principal, otros tienen dos o tres en mayor cantidad y otros están compuestos
de varias moléculas, sin un predominio claro pero todos ellos tienen, aunque
sea a nivel de trazas, decenas de constituyentes. La composición de los AAEE
obtenidos de la destilación de diversas partes de un mismo vegetal puede variar
mucho, de ahí la importancia que tiene en aromaterapia precisar la parte del
vegetal destilada. Ejemplo: El Santalum
álbum (sándalo) es un árbol, cuya madera produce un AE rico en santanol,
muy apreciado como descongestionante venoso y linfático, en cambio, la resina
tiene escaso interés terapéutico. El Citrus
aurantium (corteza del fruto), produce un AE rico en cumarinas, sustancias
que pueden resultar conflictivas en uso externo, en cambio, las hojas y frutos
aún inmaduros producen un AE denominado “petit grain”, que carece de ellas y es
antiespasmódico.
También debe precisarse la especie botánica, ya que según la
especie puede variar mucho la composición del AE. Ejemplos: Mentha piperita
(mentol, mentona), Mentha pulegium (pulegona) y Menta viridis (carvona). Otro
aspecto que afecta a la composición de los AAEE es el período de recolección.
Ejemplo: El AE de ajedrea (Satureja
hortensis), según la época del año, presenta más carvacrol y menos p.
cimeno o viceversa. En mayo predomina el carvacrol y en octubre se produce una
situación opuesta, por la adaptación del vegetal al medio.
Concepto de quimiotipo
Se ha comprobado analíticamente la importancia que tiene en
la composición del AE lo que podríamos llamar terreno o medio, agrupando bajo
estos conceptos factores tales como el lugar de cultivo, el clima, el suelo,
etc. La composición del AE de una planta varía dentro de una misma especie y según
la parte de la planta empleada, en función del terreno donde se ha
desarrollado. En algunas especies ésto ocurre de forma muy significativa. Los AAEE
fruto de estas variantes se definen con distintos quimiotipos (qt), que
enriquecen la aromaterapia con particulares propiedades terapéuticas.
Ejemplo: El Rosamarinus
officinalis (romero) de España produce un AE rico en alcanfor con
propiedades neuromusculares (qt alcanfor). El Rosamarinus officinalis (romero) de Marruecos contiene eucaliptol ó
1,8 cineol, con propiedades antisépticas respiratorias (qt cineol). El
originario de Francia, contiene una cetona llamada verbenona que es mucolítica
(qt verbenona).
La importancia del quimiotipo (qt) en aromaterapia es tal
que pueden parecerse más AAEE de especies, géneros y familias distintas con un
qt similar que AAEE de la misma especie con quimiotipos distintos.
Ejemplo: Satureja
hortensis (ajedrea) de Provenza, Monarda
fistulosa (bergamota salvaje), flor silvestre de la familia de la menta, de
Canadá, Lippia graveolens (orégano)
de Méjico y Colens arborescens de
Madagascar, son plantas de familias distintas pero todas ellas tienen como
principal componente una molécula fenólica denominada carvacrol, que les
confiere similares caracteres antisépticos. La presencia en mayor o menor
cantidad de una molécula concreta tiene relación directa con la intensidad de
la acción, más que con la propiedad en sí. Ésto se manifiesta claramente en las
propiedades antibacterianas de los AAEE, donde su actividad no sigue
progresiones lineales con el porcentaje de los componentes más antisépticos.
Ejemplo: Los AAEE de Thymus
vulgaris (tomillo) se clasifican en distintos quimiotipos en función de su
riqueza en carvacrol, timol, geraniol, linalol, thuyanol, terpineol, etc. Estos
quimiotipos fueron determinados por un químico e investigador llamado Granger, que
ejerce como profesor en Montpellier, mediante pruebas efectuadas y el cálculo
de las concentraciones mínimas inhibitorias (CMI) del crecimiento de los
patógenos. Así pudo constatar que el AE
rico en timol era el más eficaz antibacteriano y el rico en geraniol, el mejor
antifúngico.
Los aceites esenciales en el contexto científico y biológico
Claude Bernard, biólogo, médico y fisiólogo francés, decía:
“el microbio no es nada, la diátesis lo
es todo”, sin embargo, la medicina actual no tiene en cuenta la diátesis
(predisposición) del paciente y se aferra a los tratamientos sintomáticos y protocolarios,
olvidándose del ser humano que se oculta tras toda patología. En un enfoque
global y holístico de la salud, la aromaterapia ocupa un lugar muy importante
puesto que los AAEE no son solamente materia, sino que también contienen una
energía sorprendente en su interior. Son innumerables los estudios que subrayan
el importante impacto psicosomático y emocional de todo proceso patológico. La
influencia de las moléculas volátiles de los AAEE en ciertas áreas corticales
explica su influencia en lo mental, psicológico y espiritual. Los aceites
esenciales transmiten la información y cada uno de ellos es un todo indisociable, capaz de tratar a
un individuo enfermo y no a una enfermedad aislada de su contexto.
Junto a esta medicina aromática se encuentran las demás
medicinas llamadas alternativas. La utilización simultánea de dos o más de
estas terapias permite obtener un resultado mucho mayor que la simple suma
aritmética de cada una de ellas. Existe siempre una sinergia y una potenciación
importante entre todas ellas, así como en la mezcla adecuada y simultánea de
varios AAEE entre sí.
Eficacia de los aceites esenciales frente a los gérmenes patógenos
Comparemos, por ejemplo, la actividad antibacteriana de los
AAEE quimiotipados frente a la de los antibióticos. Para validar que este
enfoque ofrece una prueba irrefutable de la acción bactericida de los AAEE, la
técnica utilizada es la del aromatograma, idéntica a la del antibiograma, que
prueba los antibióticos. Esta técnica, practicada en laboratorio de biología
clínica, es un método de medición in
vitro del poder antibacteriano de los AAEE quimiotipados.
Sobre estas colonias microbianas se disponen a continuación
varias series (de 6 a 8 por cápsula) de pequeños discos de papel secante
impregnados con los diferentes AAEE que se quieren probar. Tras un periodo de
latencia a 37,5º C se puede medir el diámetro del halo de inhibición que rodea
los discos. Cada halo (zona clara) muestra la destrucción de los gérmenes
patógenos y ofrece una indicación clara de la actividad antibacteriana de los AAEE
utilizados.
En función de la importancia del halo de inhibición, se
establece una clasificación de los AAEE en relación con su espectro de
actividad antimicrobiana.
Si la zona clara mide entre 2 y 3 mm, el AE posee una buena
acción bactericida sobre los gérmenes probados. Si el halo de inhibición mide más de 3 mm, la eficacia del AE se considera
excelente.
Si no hay zona clara, el AE no desarrolla ninguna actividad
sobre el germen analizado y se descartará, para dicho tratamiento.
De este modo ya se han probado un buen número de AAEE
quimiotipados, sobre muchos gérmenes de especies distintas. Aunque el límite se
encuentra en su carácter in vitro, el
aromatograma representa un punto de referencia esencial, ya que esta misma
técnica es la que se utiliza para medir la actividad bactericida de los
antibióticos.
El poder antifúngico de los aceites esenciales
Las moléculas
aromáticas que destacan por su acción antibacteriana también presentan
actividad sobre hongos y levaduras, sin embargo, en este último caso, el
tratamiento debería ser más prolongado. El hongo más conocido, y causante de la
mayor parte de las micosis, es la Candida
albicans. Se trata de un organismo unicelular provisto de una membrana y un
núcleo, lo mismo que las bacterias, aunque en el caso de los hongos la membrana
celular está compuesta por sustancias más rígidas como la quitina, no obstante,
el modo de actuación de los aceites esenciales será similar: se altera la
permeabilidad de la membrana, produciendo cambios en su funcionamiento. Ésto
tiene lugar a causa de un cambio del gradiente del PH del medio, al inhibir su
respiración mitocondrial y la producción de energía.
AAEE QUE
PRESENTAN MEJOR PERFIL ANTIFÚNGICO
|
|
Cinnamomum cassia
|
Canela china
|
Cymbopogon martinii
|
Palmarrosa
|
Malaleuca alternifolia
|
Árbol del té
|
Cymbopogon flexuosus
|
Lemongrass
|
Laurus nobilis
|
Laurel noble
|
Lavandula latifolia
|
Espliego
|
Aniba rosaedora
|
Palo de rosa (80% geraniol)
|
Origanum compactum
|
Orégano
|
Thymus vulgaris qt geraniol
|
Tomillo geraniol
|
El poder antiviral de los aceites esenciales
Determinados AAEE
poseen la sorprendente capacidad de fijarse en la membrana externa del virus y
en la cápside protéica y destruirla, de esta manera quedan libres las
partículas virales que serán detectadas y destruidas por el sistema
inmunitario. Este modo de acción se realiza de manera directa pero también
podemos ejercer una acción indirecta mediante el uso de aceites esenciales que
estimulen el sistema inmunitario (AAEE inmunoestimulantes).
Los AAEE son capaces
de destruir partículas virales en concentraciones del 1%, incluso del 0,1%, lo
que hoy en día no se ha conseguido con el uso de la medicina de síntesis. Según
estudios realizados por Minami, M. et al., 2003 y publicados en “The inhibitory Effect of Essential Olis on
Herpex Simplex Virus” Type-1
Replication In Vitro. Microbiol. Inmunol., 47(9), 681-684, con el uso de AAEE
como los del árbol del té, eucaliptus o menta, sobre este tipo de virus,
únicamente fueron necesarias concentraciones muy bajas, del orden del 0,1%.
Una asociación
efectiva para el tratamiento de patologías virales de las vías respiratorias es
la de cineol-monoterpenol y específicamente efectiva para las vías
respiratorias bajas es la asociación óxido linalol-linalol. Otras moléculas
efectivas responsables de la actividad antiviral son: los fenoles (carvacrol,
timol, eugenol), los aldehídos terpénicos (neral, geranial) y los aldehídos
aromáticos (cinnamaldehído).
AAEE QUE
PRESENTAN MEJOR PERFIL ANTIVIRAL
|
|
Cinnamomum camphora qt 1,8 cineol
|
Ravintsara
|
Eucaliptus radiata
|
Eucalipto radiado
|
Malaleuca quinquinervia
|
Niaulí
|
Malaleuca alternifolia
|
Árbol de té
|
Thymus vulgaris qt thujanol
|
Tomillo tujanol
|
Origanum mejorana
|
Mejorana
|
Origanum compactum
|
Orégano
|
Cymbopogon flexuosus
|
Lemongrass
|
El poder antibacteriano de los aceites esenciales
Los AAEE ocasionan
lesiones irreversibles en la pared celular de las bacterias, haciendo que
pierdan materia del citoplasma y sales como el potasio, provocando la entrada
de agua y el posterior estallido de la bacteria, así como pérdidas de sustratos
energéticos (glucosa y ATP), provocando la lisis de la
bacteria. También actúan inhibiendo la producción y la acción de
toxinas bacterianas, responsables de procesos infecciosos.
AAEE QUE
PRESENTAN MEJOR PERFIL ANTIBACTERIANO
|
|
Origanum compactum
|
Orégano
|
Thymus vulgaris qt thymol
|
Tomillo timol
|
Eugenia caryophyllus
|
Clavo de especias
|
Malaleuca alternifolia
|
Árbol de té
|
Cymbopogon martinii var. Motia
|
Palmarrosa
|
Cymbopogon citratus
|
Lemongrass
|
Cinnamomum cassia
|
Canela china
|
Según estudios
realizados, el AE del Árbol del té es el bactericida por excelencia, destruye
las bacterias pero no los tejidos y tiene la propiedad de disolver el pus. En
la siguiente tabla podemos observar las concentraciones mínimas de dicho AE con
acción inhibitoria (CMI) frente a los
organismos patógenos que se detallan:
Malaleuca
alternifolia (Árbol del
té)
|
|||
BACTERIAS
|
CMI %
|
HONGOS
|
CMI %
|
Staphylococcus aureus
|
0,1
|
Candida albicans
|
0,25
|
Staphylococcus epidermis
|
0,5
|
Tricophyton mentagrophytes
|
0,5
|
Streptococcus pyogenes
|
0,75
|
Microsporum canis
|
0,25
|
Propionibacterium acnes
|
0,75
|
--------
|
|
Escherichia coli
|
0,1
|
--------
|
|
Klebsiella pneumoniae
|
0,5
|
--------
|
|
Shigella sonnei
|
0,15
|
--------
|
|
Otro estudio
sobre las propiedades del orégano, realizado en la Facultad de Química de la
Universidad Autónoma de Querétaro (Méjico) y publicado en el año 2004 en “Alan
Revista” (Archivos Latinoamericanos de Nutrición), determinó que las especies Origanum
analizadas (O. vulgare, nativo de
Europa, Lippia graveolens, nativo de
Méjico y O. compactum, nativo de
África y otras especies) poseen una alta capacidad antioxidante, debido a la
presencia de grupos hidroxilo en los compuestos fenólicos. Esta actividad anti-radical,
se le atribuye a los principales componentes del Origanum compactum, contenidos en su aceite esencial, que son el
timol (fenol cristalizable) y el carvacrol (fenol no cristalizable). Se observó
que un incremento en los porcentajes de timol provoca un decremento en el
contenido de carvacrol. Dicho estudio corrobora también la excelente capacidad
antimicrobiana de estos componentes contra bacterias gram negativas como la Salmonella typhimurium, Estcherichia coli, Klebsiella pneumoniae, Yersinia enterocolitica y Enterobacter cloacae y también contra
bacterias gram positivas como Staphilococcus
aureus, Staphilococcus epidermidis,
Listeria monocytogenes y Bacillus subtilis. También se demostró eficacia
fungicida contra Candida albicans, C. tropicalis,
Torulopsis glavrata, Aspergillus niger, Geotrichum y Rhodotorulla pero no contra Pseudomona
aeruginosa.
Se evaluó la
actividad antimicrobiana de los componentes aislados y también la del aceite
esencial. Los fenoles carvacrol y timol poseen los niveles más altos de
actividad contra microrganismos gram negativos, excepto para P. aeruginosa, siendo el timol más
activo. Los valores de la concentración mínima inhibitoria (CMI) para los
aceites esenciales se establecieron entre 0,28 - 1,27 mg/ml, para bacterias y
de 0,65 - 1,27 mg/ml, para hongos.
Principios activos de los aceites esenciales y sus
propiedades terapéuticas
propiedades terapéuticas
ÁCIDOS: ác. geránico, ác. canfolénico, ác.
cinamómico, ác. tíglico, ác, carboxílico, ác. cumínico, etc.
Son moléculas que se encuentran en muchos
AAEE aunque siempre en muy pequeñas cantidades, generalmente en forma de
ésteres, es decir, combinados con alcoholes. Son los compuestos más
antiinflamatorios del reino vegetal y también son hipotérmicos e hipotensores.
Aceites esenciales: clavo, geranio, enebro-ramas, eucalipto citronado, manzanilla, mirto,
etc.
ALCOHOLES TERPÉNICOS: Existen diferentes
tipos de alcoholes.
Aceites esenciales: salvia, salvia esclarea, ciprés.
- Alcoholes monoterpénicos: linalol, terpineol, borneol, lavandulol, mentol,
nerol, geraniol, etc.
Son excelentes
antiinfecciosos (bactericidas, viricidas y fungicidas) y también son
inmunoestimulantes. Aunque menos potentes en este campo que los fenoles, tienen
la ventaja de no ser ni dermocaústicos ni hepatotóxicos. Son además notables
neurotónicos. Se pueden emplear paralelamente o reemplazando a los fenoles.
Aceites esenciales: alcanfor, palisandro, tomillo linalol, albahaca, menta piperita,
mejorana, lavandín, nerolí, petit-grain, bergamota, geranio, salvia esclarea,
etc.
Aceites esenciales: manzanilla alemana y romana, niaulí, sándalo, zanahoria-semillas,
pachulí,etc.
ALDEHÍDOS: Tienen propiedades
intermedias entre los alcoholes y las cetonas. Debemos distinguir dos grupos:
Aceites esenciales: Melisa y hierba luisa o María luisa, lemon-grass, eucalipto citronado,
citronela, mandarina, etc.
- Aldehídos aromáticos: aldehído cinámico, aldehído cumínico, aldehído vanílico, etc. Tienen propiedades antiinflamatorias de primer orden pero son muy irritantes para la piel y las mucosas. El aldehído vanílico (vainilla) tiene propiedades coleréticas. También actúan como tónico general y estimulante inmunitario.
Aceites esenciales: el más representativo es el de canela-corteza que contiene alrededor de
un 50% de aldehído cinámico, en cambio el de canela-hojas apenas lo contiene.
CETONAS: mentona, borneona y alcanfor
(alcanforero), vainillina (vainas de la vainilla), cinamaldehído (canela), verbenona,
tuyona, irona, pinocamfona, benzaldehído de las almendras amargas (es muy tóxico,
por eso sólo se utiliza el aceite vegetal de almendras dulces), etc. La
atlantona también es una cetona muy tóxica, en cambio la alantolactona tiene
interesantes propiedades expectorantes, sin toxicidad (Inula graveolens). Actúan de
forma muy activa sobre nuestro organismo. Son lipolíticas y descongestivas ORL.
Su empleo debe ser rigurosamente controlado ya que si en pequeñas cantidades
tienen un efecto calmante y analgésico, a fuertes dosis o a pequeñas dosis
repetidas a lo largo de un cierto periodo son neurotóxicas, estupefacientes y
hasta epileptizantes (pinocamfona e isopinocamfona) y abortivas (tuyona).
Tienen un alto poder regenerante y cicatrizante del tejido cutáneo. Tienen
además propiedades mucolíticas y una acción vermífuga y antimicótica. La venta
al público de AAEE conteniendo tuyonas o pinocamfonas (salvia e hisopo) en
Francia está reservada a los farmacéuticos. La metadona es una cetona con
propiedades analgésicas, usada como sustituto de la morfina y en el tratamiento
de adicción a la heroína. Las hormonas humanas cortisona, testosterona y
progesterona también son cetonas.
Aceites esenciales: Romero verbenona y alcanforado, salvia, ciprés, enebro-bayas, espliego,
orégano, vetiver, cedro, canela, tuya, hisopo, etc.
DIONAS O DICETONAS: Son menos tóxicas que
las cetonas y tienen grandes propiedades antiespasmódicas y anticoagulantes.
Aceites esenciales: Helicriso (Helichrysum italicum y H. angustifolium).
CUMARINAS: cumarina,
bergapteno, limetina (criptopteno), isopimpinelina, etc.
Se encuentran en gran
cantidad en los cítricos. Son potentes sedantes nerviosos, hipotensores y
anticonvulsivos. También son buenos anticoagulantes. Las furanocumarinas no
deben emplearse sobre la piel antes de la exposición solar, ya que son
fotosensibilizantes.
Aceites esenciales: la corteza de todos los cítricos.
ÉSTERES: acetato linalilo,
benzoato bencilo, cinamato metilo, formiato geranilo, salicilato metilo,
acetato de nerilo, etc.
Son moléculas que
provienen de la reacción entre un ácido y un alcohol o más raramente con un fenol.
Son antiespasmódicos, calmantes, antiálgicos, tónicos y reequilibrantes del
sistema nervioso. Son compuestos muy bien tolerados por la piel y descongestionantes
en ciertos procesos inflamatorios sobre la piel. El más frecuente es el acetato
de linalilo.
Aceites esenciales: geranio, salvia esclarea, petit-grain, lavandín, lavanda, cedro de
Virginia, zanahoria-semillas, enebro-ramas, laurel, manzanilla romana, etc.
ÉTERES: metil chavicol,
anetol, miristicina, apiol, safrol, etc.
Existen diferentes
tipos de éteres por lo que es muy difícil dar un resumen fiable de propiedades
para este tipo de moléculas. En general, son potentes espasmolíticos, calmantes
de acción sedante y descontracturantes. Excelentes reequilibrantes nerviosos, antiálgicos,
sedantes y antidepresivos. Los éteres tienen en algunos puntos las mismas
propiedades que los ésteres pero más acentuados. Son poco corrientes en el
conjunto de compuestos aromáticos, con excepciones como el metil chavicol de la
albahaca. Son tóxicos a ciertas dosis. No se deben utilizar, si no es bajo
supervisión de un experto, los AAEE de apio (apiol) y nuez moscada
(miristicina), ya que son uterotónicos y espasmolíticos, que a dosis elevadas
son abortivos y hepato-renotóxicos.
Aceites esenciales: albahaca, ravensara aromática, rosa búlgara, laurel, mirto, citronela de Ceilán, manzanilla, etc.
FENOLES: timol, carvacrol,
eugenol, safrol, guayacol, etc.
Producen soporte
mecánico a la planta, contribuyen en la coloración de las flores y de los
frutos y protegen a la planta contra los microorganismos patógenos. Como
propiedades medicinales, tienen gran poder antiséptico (impide el desarrollo de
los patógenos), antiinfeccioso (antibacteriano, antivírico, antiparasitario y antifúngico).
Son además hipotérmicos, antiálgicos, hipertensores e inmunoestimulantes. Se
utilizan puntualmente en el curso de infecciones. Son dermocáusticos por lo que
no deben nunca utilizarse directamente sobre la piel, se deben diluir siempre
en un aceite portador. Son irritantes de las mucosas, por lo que no se
recomiendan en difusión atmosférica, y también son hepatotóxicos.
Aceites esenciales: orégano, mejorana, tomillo timol, clavo, canela, etc.
LACTONAS: lactona de massoia,
sansolactona, costunolido, etc.
Son ésteres
intramoleculares no aromáticos. Están presentes en muchos aceites esenciales
aunque generalmente en débil concentración. Son excelentes mucolíticos y
potentes expectorantes e inmunoestimulantes. Suelen provocar alergias de cierta
consideración.
Aceites esenciales: laurel.
ÓXIDOS TERPÉNICOS: eucaliptol (1,8
cineol).
Descongestionante a
nivel broncopulmonar (mucolítico y expectorante) e inmunomodulador. La acción
expectorante del 1,8 cineol se produce por una disminución de la tensión
superficial entre el agua y el aire en la superficie de los alveolos. Según
estudios farmacológicos, el eucaliptol ha demostrado ser un buen inductor enzimático a nivel del hepatocito,
promoviendo la metabolización de algunos medicamentos, como la cimetidina y la
ranitidina (administrados para tratar úlceras estomacales), por eso, cuando
disminuye la efectividad de estos fármacos debido a la lentitud de su
metabolización, es efectiva la administración simultánea de AAEE que lo
contienen.
Aceites esenciales: Eucalyptus radiata, romero cineol, laurel, espliego, mirto, ravintsara,
etc.
TERPENOS: Son las moléculas
más corrientes en la composición de los AAEE. Considerados a menudo,
erróneamente, como simples elementos de relleno, ya que algunos de ellos
presentan una interesante actividad específica. Se dividen en dos grupos:
Son excelentes antisépticos atmosféricos, pero poco microbicidas por contacto, por lo que su
aplicación más recomendada es la difusión. Son estimulantes de las glándulas
suprarrenales, linfotónicos, descongestionantes ORL y también venosos y
linfáticos. Calmantes de ciertos dolores localizados, aunque pueden causar
irritaciones. Raramente actúan sobre las bacterias y los hongos (excepto el
pino marítimo y el ciprés). Su empleo debe ser limitado en el tiempo pues
pueden llegar a ser dermocáusticos y relativamente agresivos para las mucosas.
Aceites esenciales: pino marítimo, ciprés, jara, mirto, romero cineol, limón-cáscara, eneldo,
mandarina, tomillo timol, árbol del té, niaulí, ajedrea, mejorana, etc.
Aceites esenciales: pimienta negra, manzanilla alemana, melisa, ylang-ylang, canela-corteza,
pino marítimo, lavanda, lavandín, salvia esclarea, albahaca, jengibre,
helicriso, etc.
Influencia de los aceites esenciales en la psique y en las emociones
Candace Pert, psicofarmacóloga e investigadora estadounidense de
reconocido prestigio internacional, descubrió en 1973 el receptor opiáceo,
punto de partida a una sucesión de hallazgos de otros muchos receptores y sus
neurotransmisores, con el consiguiente impacto en el conocimiento de las bases
químicas del funcionamiento del cerebro. De hecho, sus muchos estudios,
publicaciones y libros como, por ejemplo, Molecules
of emotion, entre otros, fueron las bases de la psiconeuroinmunología. Ella
demostró que cuando pensamos, sentimos, nos emocionamos o deseamos algo, se
genera una energía que se transforma inmediatamente en una molécula llamada
neuropéptido. Pert demostró que las fluctuaciones de energía en el campo
energético en el que experimentamos un pensamiento o emoción, se transforman en
neuropéptidos que no son más que sustancias químicas que actúan como
mensajeros, mediante las cuales se comunican las neuronas entre sí. Estos
péptidos son como pequeñas llavecitas que entran en la superficie de otras
células, cuya ranura actúa como si fuera una cerradura que encaja perfectamente
con cada "llave". Una vez encajado el neuropéptido con su célula receptora,
ésta recibe un mensaje determinado.
Cada molécula de aceite esencial que penetra en el organismo, contiene una composición química determinada (información) que el
cerebro interpretará en función de las propiedades de sus moléculas,
modificando las sensaciones emocionales, el comportamiento y las diversas reacciones químicas, a través de la
estimulación o inhibición de la producción y segregación de determinadas hormonas o
neurotransmisores, responsables de todas las funciones orgánicas.
"Busca la tranquilidad de la mente y la alegría de la vida en los perfumes de las flores y de la Naturaleza". Wang Wei, siglo VIII d.C.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Bibliografía recomendada:
* “Aromaterapia, el arte de curar con aceites esenciales”,
Dominique Baudoux, Editions Amyris.
* “Aromaterapia
científica, aceites esenciales quimiotipados”, A. Zhiri & Dominique
Baudoux & M.L. Breda, Ediciones Inspir development, S.A.
* “Aromaterapia, remedios a través del aroma”, Denise Whichello, Amat Editorial.