jueves, 16 de mayo de 2013

Aceites esenciales: historia y aplicaciones terapéuticas

 
Historia de la Aromaterapia
 
Las plantas se han utilizado con fines medicinales desde los albores de la humanidad. Los hombres primitivos, con un cerebro racional mucho menos desarrollado que el nuestro, confiaban y recurrían a sus instintos para seguir con vida. Siguiendo su sentido del olfato y recurriendo a sus experiencias eran capaces de adquirir conocimientos de cómo ciertas plantas tenían la capacidad de curar diversos males y enfermedades. De la misma forma los animales, cuando están en su hábitat natural, buscan en las plantas la ayuda para curarse y aliviar sus síntomas. Muchos pastores han observado a lo largo de la historia cómo los animales, cuando están enfermos, dejan de comer instintivamente lo que habitualmente comen y buscan, guiados por su olfato, determinadas plantas con las que consiguen mejorar su estado de salud.
 
Egipto:

La palabra perfume deriva del latín per fumum, que significa a través del humo. Para los egipcios el disfrute de los sentidos era una cuestión de olfato por encima de todo. Tanto es así que el jeroglífico “nariz” aparece siempre en todas las ilustraciones gráficas que caracterizan el placer y el hecho de ser feliz.

La llegada inminente de los dioses venía también anunciada por un perfume delicioso, el “sudor divino”. La nariz era el órgano a través del cual los egipcios recibían de los dioses el soplo de vida. En los templos se hacía quemar constantemente incienso y mirra en honor de los dioses. El dios Amón ordenó a la reina Hatshepsut: “el cielo y la tierra deben estar bañados de mirra e incienso”, tras lo cual ésta organizaría una expedición para buscar árboles de incienso. El perfume contaba incluso con una divinidad específica llamada Nefertum, representada con la cabeza de un león sobre la que llevaba una flor de loto, que era considerado "Señor de los Perfumes" y como tal aparece en un Texto de las Pirámides (sec. 266) y en el "Libro de los Muertos" como "la flor de loto”, que está en la nariz de Ra. Existen muchas pruebas que sugieren que las artes aromáticas formaban parte de la vida diaria de los egipcios. Imhotep, el físico, astrónomo y escriba, arquitecto de la “pirámide escalonada”, construida por el rey Zoser en la región del Sáhara alrededor del año 3.000 a.C., hizo muchos avances  en la medicina de su época y a veces se le denomina el “abuelo de la aromaterapia”.             
                  




El papiro de Ebers (1.550 a.C.), uno de los papiros médicos que han llegado hasta nuestros días, revela el uso extendido y frecuente de la aromaterapia en la medicina egipcia. Los egipcios, en general, usaban los aromas para preparar comida a los enfermos. El ajo, por ejemplo, era muy apreciado por su capacidad de protección de las enfermedades y para prevenir el brote de epidemias. Otras hierbas y especias utilizadas eran el anís, el comino, la menta, la mejorana y el perejil.
Los perfumistas egipcios crearon la fórmula famosa “Kyphi”, un perfume muy apreciado, también en forma de incienso. Los ingredientes exactos se desconocen pero se cree que contenía cálamo, cinamomo, incienso, alheña, enebro y mirra, entre otros. Era muy popular en las casas egipcias y se utilizaba no sólo como perfume y quemador de incienso sino también como medicina. El Kyphi se inhalaba también durante la meditación para elevar la conciencia espiritual y para incrementar también la conciencia física. En 1922 se dio un hecho fascinante cuando, al abrir la tumba de Tutankamón, uno de los frascos sellados contenía un ungüento que aún conservaba un aroma, después de 3.000 años de antigüedad. Uno de los aromas que contenía era incienso.

Ya los egipcios eran bien conscientes de la capacidad de los aromas de afectar a las emociones. Cada faraón tenía diversos perfumes en una mezcla específica para él. Éstos se utilizaban para elevar los espíritus, disipar los nervios, propiciar el amor, aportar tranquilidad o inducir a la agresión con fines guerreros.
 
Los aceites aromáticos se quemaban durante las ceremonias religiosas como ofrendas a sus deidades y las mujeres egipcias pudientes recibían de sus esclavas masajes con aromaterapia después del baño, que rejuvenecían y perfumaban la piel. El aceite de madera de cedro era uno de los preferidos. Las mujeres egipcias incluso conocían los anticonceptivos, puesto que se colocaban mezclas aromáticas en la vagina que actuaban como espermicidas.
Eran expertos en el proceso de momificación y embalsamamiento. Retiraban los órganos y vísceras del cuerpo, rellenando las cavidades con mirra, casia, galbanum y otras sustancias aromáticas. Cada embalsamador tenía su propia receta, eran fórmulas realmente efectivas para conservar la carne humana, tanto es así que aún hoy en día se descubren momias en un estado de conservación asombroso.
Podríamos hacer un recorrido histórico por China, India, Grecia, Roma... desde antes de Cristo hasta la Edad Media pero para no extenderme demasiado iré directa al siglo XX:
 

1918 – René Maurice Gatefossé está considerado como el "padre" de la aromaterapia moderna porque al quemarse la mano en su laboratorio tuvo el reflejo de sumergirla en un recipiente que contenía aceite esencial de lavanda (algunos autores dicen que por error, pensando que era agua) y el alivio fue inmediato y la cicatrización de la herida de una rapidez sorprendente, sin llagas ni infecciones. Ante este descubrimiento, se dedicó al estudio antibacteriano de los aceites esenciales durante muchos años.
El nacimiento de la aromaterapia moderna se le atribuye a este químico y farmacéutico francés. El término “aromaterapia” fue acuñado por él en su libro “Aromathérapie” en 1964. Este libro está considerado como la biblia de la aromaterapia y designa el empleo de los aceites esenciales para tratar patologías y mejorar la salud y el bienestar.
Otros químicos investigaron también el uso de los aceites esenciales: en Australia, Pendfol y otros estaban buscando los beneficios del árbol de té. En Italia, los doctores Giovanni Gatti y Renato Cayola descubrieron los efectos psicoterapéuticos de los aceites esenciales, como el jazmín y el limón.
La aromaterapia actual está vinculada a la tradición médica francesa, país donde ha destacado la extracción industrial por destilación con vapor de agua, gracias a Gatefossé y a otros personajes que la ennoblecieron:
1929 – Sévelinge (farmacéutico lionés), se dedicó al estudio de la medicina veterinaria y confirmó el alto potencial antibacteriano de las sustancias aromáticas.
1950 – Marguerite Maury introdujo la aromaterapia en Inglaterra, aplicando los aceites esenciales diluidos en una base de aceite, usando técnicas de masaje. Enseñó sus técnicas a esteticistas y escribió un libro: The Secret of Live, que trata del rejuvenecimiento.
1964 – Jean Valnet (cirujano militar francés), tras quedarse sin medicamentos de uso común e influido por los trabajos de Gatefossé, fue descubriendo sobre el terreno la eficacia de los aceites esenciales y, apasionado por ellos, mostró su gran interés a través de sus publicaciones con la intención de divulgar sus conocimientos a un vasto público. Otros muchos como los doctores Duraffourd, Lappraz, D’hevincourt y Belaiche, completaron la sabiduría aromática y posibilitaron su evolución científica en el mundo de la medicina francesa.
1975 – Pierre Franchomme, aromatólogo de reputación internacional, aporta una noción fundamental: la quimiotipia, refiriéndose a la definición botánica y bioquímica, logrando una gran precisión en la composición y porcentaje de los principios activos, reduciendo los fracasos terapéuticos, los efectos secundarios y riesgos de toxicidad.

El siguiente enlace te llevará a conocer las propiedades y aplicaciones terapéuticas de los distintos aceites esenciales, que iré publicando: